Por Pau Abad

No tenemos ni idea de adónde nos dirigimos. Acabamos de llegar a Gaziantep para acompañar a nuestro socio Ilk Umut Dernegi (First Hope Association), que hace unos días recibió nuestro camión de GAiN lleno de productos de primera necesidad. Pero ahora estamos conduciendo hacia el norte de Gaziantep y lo único que sabemos es que estamos a pocos kilómetros del epicentro del primer terremoto.

^{Preparando las camionetas y conduciendo al norte de Gaziantep}

Llueve a cántaros cuando por fin llegamos a las primeras tiendas que recibirán parte de lo que hemos traído. Son unas 15 o 20 tiendas grandes repartidas en el interior de un bosque de pinos. La tierra está demasiado embarrada para que las dos camionetas se adentren en el bosque, por lo que tenemos que quedarnos en la carretera y llevar a pie cada una de las cajas de comida e higiene, la ropa, las mantas y las camillas plegables. Pronto nuestras botas empiezan a fundirse con el barro.

El pueblo de Guzelyurt está al otro lado de la carretera, pero ya nadie vive en sus casas: están destruidas o demasiado dañadas. Los que quedan viven en tiendas instaladas en espacios como el bosque. La ayuda que llevamos es esencial para estas personas, así como el significado que tiene para ellos cuando ven que nos preocupamos lo suficiente como para venir desde Gaziantep a ayudarles.

^{Guzelyurt se encuentra entre Gaziantep y Kahramanmaras, a escasos 30 kms del epicentro del terremoto del 6 de febrero.}

Una mujer de 60 años nos acompaña la mayoría de las veces o se queda cerca de los camiones mientras descargamos. También nos trae delicias turcas y té. Se llama Gǔlsen. Ha perdido a 12 miembros de su familia a causa de la catástrofe, entre ellos dos hijos. Aun así, es capaz de sonreír y reír, e incluso agradecer que sus nietos se salvaran, algunos de ellos desde el interior de los escombros.

«Estamos viviendo momentos muy difíciles», dice. No cabe duda. Pueblos como el suyo fueron de los más ignorados en los días posteriores al terremoto. «Nadie vino a ayudarnos en los dos primeros días», recuerda, «pero mis vecinos me trajeron comida y agua para que no pasara hambre».

Hoy somos nosotros los que hemos venido a ayudarla. Entre la ayuda que le traemos, le entregamos una de las camas plegables que GAiN compró y trajo a Turquía. Estas camas plegables son perfectas para estas circunstancias. Son sólidas, cómodas y, lo que es más importante, ocupan muy poco espacio en las ya abarrotadas tiendas de campaña, e incluso pueden plegarse y apartarse fácilmente.

«Estoy muy agradecida por toda la ayuda que recibimos», dice Gǔlsen, «y recibimos mucha ayuda. No sé qué habríamos hecho si nadie hubiera venido a ayudarnos». Estamos seguros de que, con el tiempo, recordará todo lo malo que vivió aquel fatídico día 6 de febrero de 2023, pero esperamos y oramos para que también recuerde a las personas que vinieron después a mostrarle amor incondicional a ella y a quienes quedaban de su familia de formas tan prácticas.

Después de haber terminado la mayor parte de la distribución en el bosque y de haber disfrutado también de las delicias turcas y del té de Gǔlsen, le mostramos nuestra más profunda gratitud y nos despedimos con las manos en el corazón. Nos dirigimos hacia el siguiente remanente de familias del pueblo.

Con la lluvia, el paisaje se parece aún más a cualquier película apocalíptica de Hollywood. Sólo estamos aquí por un día, pero nos alegra saber que nuestros amigos de nuestro socio local se quedarán ayudando por aquí tanto tiempo como haga falta. Sin duda, seguiremos llevándoles la ayuda que necesitan para seguir atendiendo a personas como Gǔlsen y su familia y vecinos.

Tu pueblo reconstruirá las ruinas antiguas y levantará los cimientos de antaño; serás llamado “reparador de muros derruidos”, “restaurador de calles transitables”.

Isaías 58:12 (La Biblia)