Imagen de Freepik.com

Por Sara Pérez

Tomar riesgos. Calcular el costo. Antes de tomar una decisión importante es sabio calcular el precio.

Cuando pienso en la palabra riesgo desde mi perspectiva de persona del primer mundo con todas mis necesidades básicas, y no tan básicas, más que cubiertas, las imágenes que vienen a mi mente tienen que ver en su mayoría con dinero. El riesgo de aceptar un trabajo y dejar otro sin saber si va a ser una buena decisión a largo plazo. El riesgo de comprar una casa y tener que hacer frente a una hipoteca en un futuro laboral incierto. El riesgo de comprometerme a apoyar económicamente una causa sin saber si voy a tener para cubrir mis necesidades antes. Invertir dinero conlleva un riesgo, unos peligros que tengo que tener en cuenta antes de poner mis recursos económicos en uno u otro lugar. Tiene lógica, ¿no? Hasta la Biblia me respalda en ello.

Sin embargo, me pregunto qué le viene a la mente a una mujer de una aldea de Benín cuando piensa en la palabra riesgo. Para ella, asumir los riesgos de sus decisiones en muchas ocasiones no tendrá que ver con ganar o perder dinero, sino con preservar o perder su vida. Los riesgos que esa mujer toma cuando emprende un camino de cinco kilómetros diarios para obtener agua de un pozo insalubre tienen más que ver con robos, violaciones y muerte. Pero los costes de su decisión no acaban ahí, el riesgo que afronta una vez que ha conseguido esa agua tampoco tiene que ver con dinero, sino con una ruleta rusa de patógenos mortales para ella y su familia si beben esa agua.

Cuando Johni, mi marido, y yo conocimos el proyecto de WATER FOR LIFE que GAiN lleva a cabo en Benín, África, supimos que queríamos formar parte de él. Y supimos que la mejor forma de hacerlo era, aunque pueda sonar contradictorio, sin pensar demasiado en los riesgos que corríamos como empresa con este apoyo financiero.

Hace un año que emprendimos nuestro camino como trabajadores autónomos con nuestra empresa de sellos de caucho, y si bien los comienzos quizá no siempre son difíciles, sí son inciertos, pero queríamos que una seña de identidad de nuestro proyecto fuera el hecho de que mira más allá de sí mismo. Hace unos meses decidimos que queríamos apoyar financieramente esta iniciativa ayudando con nuestro donativo a construir un pozo de agua en un año. Esperamos poder continuar el año que viene. Y sobre todo esperamos no creernos nunca que estamos arriesgando demasiado y consolarnos a nosotros mismos pensando así. Deseo y espero que siempre tengamos más en cuenta los riesgos que otras personas se ven obligadas a tomar, antes que los nuestros.

Es sabio y lícito que calculemos los riesgos de nuestras inversiones económicas antes de realizarlas, claro que sí, pero creo que a veces maximizamos el riesgo que nos supone a nosotros y minimizamos el que corren otras personas al otro lado del mundo. Pongamos en la balanza los riesgos que asumimos antes de tomar una decisión de invertir nuestro dinero en las causas sociales, pero no nos olvidemos de añadir a la ecuación el riesgo al que se enfrenta otra persona por nuestra no decisión. Y es que, aunque no nos demos cuenta, no decidir también es tomar una decisión.

Además, si no cargas tu propia cruz y me sigues, no puedes ser mi discípulo. Sin embargo, no comiences sin calcular el costo. Pues, ¿quién comenzaría a construir un edificio sin primero calcular el costo para ver si hay suficiente dinero para terminarlo?

Lucas 14:27,28 (La Biblia)